viernes, 20 de julio de 2007

Fin de semana por la VIDA

Globovisión

Estudiantes llamaron a un fin de semana por la vida

Representantes del movimiento estudiantil convocaron a un fin de semana por la vida y le pidieron a los sectores que viven de la violencia a que detengan los asesinatos. Los estudiantes informaron que para estos días realizaran varias actividades.

Rafael Rojas, adjunto a la secretaría de la FCU de la UCV, invitó a los partidos políticos, a funcionarios del gobierno y al propio Presidente de la República a sumarse a la actividad de vestir una prenda blanca, encender las luces intermitentes, acudir a una caravana y a una misa.

Este fin de semana, según informó el estudiante de la Universidad Santa María Gustavo Gandica, se llevarán a cabo varias actividades en todo el país.

También expuso la posición del movimiento que representa sobre la reforma constitucional. Para este sector, la Carta Magna debe mantenerse como está.

2 comentarios:

Granate dijo...

CARTA ABIERTA A UN INDOLENTE*
(*Solo a UNO)

“Vinieron por los comunistas y no protesté,
porque yo no era comunista…
Vinieron por los judíos y no protesté,
porque yo no era judío…
Vinieron por los sindicalistas y no protesté
porque no era sindicalista.
hoy vinieron por mi,
y ya no queda nadie que proteste.”

Compatriota,

Las palabras de inicio pertenecen a un clásico de la historia del nazismo en Alemania, cuando Hitler comenzó a aplastar todo indicio de oposición a su régimen.

Actualmente, esa misma situación está ocurriendo en Venezuela. El aborto de monigote llanero está aplastando, uno a uno, todo foco de oposición y todo obstáculo para eternizarse en un poder que usurpa. Cada día vemos como un nuevo bastión de la libertad cae; vemos “nacionalizarse” una nueva empresa, bajo términos que son claramente un vulgar robo, cometido con la alevosía y la ventaja que le da al sátrapa miserable un puesto que no merece, que le queda grande.

Has visto como despedían, en el 2001, a más de 20 mil empleados de PDVSA y no solo los despidieron, sino que los expulsaron con lujo de violencia de sus hogares en los campos petroleros, usando incluso gases lacrimógenos, sin importarles que en esas casas había niños, mujeres y ancianos. Entonces no hiciste nada, porque no trabajabas en PDVSA.

Has visto caer a decenas de compatriotas en la masacre del Silencio, asesinados por francotiradores que, aparte de ser exonerados por la “justicia” chavista, fueron luego exaltados por el sátrapa como “valores de la robolución”. Miserables lacras asesinas que se dieron el lujo de confesar sus asesinatos y recibir una sentencia exculpatoria de “homicidio en defensa propia”. No protestaste, porque no eras de los que marchaban, y al final, “¿Quién les manda a ponerse a protestar”?

Como muchos, reclamaste en el 2001 que los “militares patriotas” no se sumaban a las protestas ciudadanas, hasta el 12 de Abril del 2002, y luego vimos como esos mismos militares que se sumaron a las protestas eran dados de baja o sometidos a juicios espúreos y condenados a prisión, y nada hiciste para apoyarlos. Simplemente, no eras militar.

Han perseguido a periodistas que denunciaron las marramucias del régimen corrupto, y los han acusado de hechos inverosímiles, como que a Patricia Poleo la enjuicien por ser la autora intelectual del asesinato de un fiscal mafioso, corrupto y chantajista, o que a Roger Santodomingo le manden “recaditos” amenazantes en los cuadernos de su hijito de 5 años y luego le exploten el carro. Nada dijiste, porque no eres periodista, y además, ¿Quién los mandó a meterse con el gobierno y denunciar escándalos?

Has visto cómo cerraron Radio Caracas Televisión, mediante un decreto que más parece el ultimátum de un ladrón que te está apuntando a la cabeza con una pistola calibre .40, el arma preferida de los bolivariasnos. No protestaste, porque no trabajabas en RCTV.

Has visto como los títeres de la Corte Supina de Injusticias doblan la ley al antojo del marrano mayor y autorizan el robo descarado de los equipos de RCTV, valorados en miles de millones de bolívares, y no protestas, porque no eres abogado.

Ves día a día como se amenaza a Globovisión, y se le anuncia un cierre muy cercano, quitándonos la única vía que tenemos para conocer la verdadera historia detrás de las mentiras robolucionarias, y no haces nada, porque “seguramente el mico mandante no se va a atrever a tanto”, o porque “Globovisión va a entrar al carril y va a dejar de dar noticias alarmistas y contrarias al gobierno”

Has visto como “nacionalizan” hoteles y servicios, sin más razón que una supuesta nueva estrategia turística que “será definida en un futuro cercano”, y no haces nada, porque no eres un “mugroso oligarca dueño de hoteles”.

Ves que el autócrata corrupto y asesino anuncia una nueva Constitución robolucionaria que garantice su perpetuación en el poder, al estilo del maldito asesino cubano, su “padre ideológico”, y no protestas, porque no eres político.

¿Qué se necesita para que reacciones?

¿Que uno de tus hijos proteste en la calle, reclamando por la libertad que nos arrebatan, y una bala robolucionaria trunque tus esperanzas de envejecer al lado de ese hijo que cayó “por ponerse a protestar”?

¿Acaso esperas a que tu esposa, tu hermano, tu hijo o tu madre vayan a prisión por el “delito” de cacerolear su descontento con este régimen maldito?

¿Necesitas que te dejen sin trabajo porque la robolución, ya dueña de toda empresa en el país, decidió que no eres “lo suficientemente robolucionario” para trabajar?

¿O que la empresa donde trabajas pase “a manos del pueblo” y quiebre en poco tiempo, víctima de la inepta burocracia bolivariasna, dejándote en la calle, sin prestaciones y sin futuro?

¿O que pierdas tu casa, porque la robolución decretó que ahora tu casa “es de todo el que necesite un techo”?

¿Qué carajos hay que hacer para que brinques de tu cómodo sofá y protestes porque, día a día y pedazo a pedazo, te están quitando tu libertad y se roban tu Patria, convirtiendola en una caricatura cubana?

Uno de los párrafos que más me ha estremecido en mis lecturas es el de “Archipiélago Gulag”, de Alexander Solzyenitzin, que narra la injusta detención de un ruso, acusado de un delito político en tiempos de Stalin, y los policías le piden que se comporte “a la altura, con educación y sin escándalos”, mientras es arrastrado a una prisión donde perdería la mayor parte de su edad adulta, encerrado como rata.

Ese párrafo cuenta como el arrestado creía que era su obligación cooperar con sus captores y no gritar, ni hacer el menor escándalo que pudiera afectar al régimen del líder bien intencionado que, seguramente, ignoraba lo que estaban haciendo, en su nombre, los policías que lo arrestaban ilegalmente.

¿Así estás tú hoy, sin levantar la voz para no “hacerle el juego a los imperialistas”, o estás creyendo que todo lo malo que pasa es ignorado por el ladrón mayor?

¿Aún crees que la carne, el aceite y el azúcar, entre otros productos, no están en los mercados venezolanos por “una maniobra capitalista de los oligarcas vendepatria”?

“Qué hay que hacer para que despiertes?

Hoy protestan nuestros universitarios, que son hijos del pueblo, porque sienten que están perdiendo la libertad y el futuro al que tienen derecho. De ellos no puedes denigrar ni acusarlos de corruptos, vendidos, cachorros del imperio ni vendepatria, porque están reclamando sus ideales, los mismos que una vez les inculcaste a tus hijos, cuando era cómodo ser venezolano.

¿Qué les vas a decir a tus hijos cuando te digan que estuvieron en una protesta estudiantil?

¿Les vas a reclamar por “meterse en política”?

Tú, y todos los padres de esos estudiantes deberían marchar al lado de sus hijos, porque están luchando por una misma Patria. Entonces ya no serían marchas de cincuenta u ochenta mil, sino de cientos de miles de venezolanos, hermanados por un mismo amor a la Libertad.

Decía Andrés Eloy Blanco que “quien tiene un hijo, tiene a todos los hijos del mundo”.

Ojalá no sea un hijo tuyo una baja en “la guerra contra el imperialismo”. Ojalá no sea un hijo tuyo el que caiga asesinado en una marcha estudiantil, porque me dolería igual que si fuera mi propia hija, que tambien está marchando por su país, por nuestro país.

Ojalá quede alguien para protestar cuando te toque a ti ser la víctima de la “justicia” robolucionaria o del latrocinio bolivariasno.

Ojalá crezca el número de venezolanos a los que les duele su Patria y no se contentan con “dejar hacer, dejar pasar”.

No te creo cobarde, como algunos han dicho. Te creo indolente. El cobarde al menos tiene la excusa de su miedo. ¿Cuál es tu excusa?

El futuro es la proyección del presente, y lo labramos día a día. Nuestros errores de hoy pesarán como loza lapidaria sobre las cabezas de nuestros hijos, y nuestros sacrificios actuales serán mañana compensados, para bien de nuestros descendientes.

Empieza hoy a labrar un futuro digno para tus hijos. No dejes que la indolencia sea el signo de quienes hoy padecen esta dictadura que se encamina a la autocracia.

No sigas justificando, con tu indolencia, la frase que nos endilgan en el exterior: “Venezuela tiene el gobierno que se merece”

Por tus hijos, LEVANTA LA VOZ!!

Willmer Chiquín Sánchez
Código:
venezueladigna@hotmail.com

Granate dijo...

Yo Acuso!!!!

Es mi deber: no quiero ser cómplice. Todas las noches me desvelaría el espectro del inocente que expía a lo lejos cruelmente torturado, un crimen que no ha cometido.

Por eso me dirijo a vos gritando la verdad con toda la fuerza de mi rebelión de hombre honrado…. ¿Y a quién denunciar las infamias de esa turba malhechora de verdaderos culpables sino al primer magistrado del país?

Se murmuran hechos terribles, traiciones monstruosas y, naturalmente, la Nación se inclina llena de estupor, no halla castigo bastante severo, aplaudir la degradación pública, gozar viendo al culpable sobre su roca de infamia devorado por los remordimientos...

¡Ah! ¡Cuánta vaciedad! Parece mentira que con semejante acta pudiese ser condenado un hombre. Dudo que las gentes honradas pudiesen leerlas sin que su alma se llene de indignación y sin que se asome a sus labios un grito de rebeldía, imaginando la expiación desmesurada que sufre la víctima en la Isla del Diablo.

Es una mentira, tanto mas odiosa y cínica, cuanto que se lanza impunemente sin que nadie pueda combatirla. Los que la fabricaron, conmueven el espíritu francés y se ocultan detrás de una legítima emoción; hacen enmudecer las bocas, angustiando los corazones y pervirtiendo las almas. ¡No conozco en la historia un crimen cívico de tal magnitud!

Insistió cerca de sus jefes, en nombre de la justicia, suplicándoles, diciéndoles que sus tardanzas eran evidentes ante la terrible tormenta que se les venía encima, para estallar, en cuanto la verdad se descubriera…

Verdaderamente asistimos a un espectáculo infame; para proclamar la inocencia de los hombres cubiertos de vicios, deudas y crímenes, acusan un hombre de vida ejemplar. Cuando un pueblo desciende a esas infamias, esta próximo a corromperse y aniquilarse.

Se nos habla del honor del ejército; se nos induce a respetarlo y amarlo….Pero ahora no se trata del ejército, cuya dignidad justamente mantenemos en el ansia de justicia que nos devora; se trata del sable, del señor que nos darán acaso mañana. Y besar devotamente la empuñadura del sable del ídolo. ¡No, eso no!

¿Cuándo vendrá el ministerio verdaderamente fuerte y patriota, que se atreva de una vez a refundirlo, y renovarlo todo? Conozco a muchas gentes que, suponiendo posible una guerra, tiemblan de angustia, ¡porque saben en qué manos esta la defensa nacional! ¡En qué albergue de intrigas, chismes y dilapidaciones se ha convertido el sagrado asilo donde se decide la suerte de la patria!... Ah! se han agitado allí la demencia y la estupidez, maquinaciones locas, prácticas de baja policía, costumbres inquisitoriales; el placer de algunos tiranos que pisotean la nación, ahogando en su garganta el grito de verdad y de justicia bajo el pretexto, falso y sacrílego, de razón de estado.

Es un crimen extraviar la opinión con tareas mortíferas que la pervierten y la conducen al delirio. Es un crimen envenenar a los pequeños y a los humildes, exasperando las pasiones de reacción y de intolerancia…Es un crimen explotar el patriotismo para trabajos de odio; y es un crimen, en fin, hacer del sable un dios moderno, mientras toda la ciencia humana emplea sus trabajos en una obra de verdad y de justicia.

No creáis que desespero del triunfo; lo repito con una certeza que no permite la menor vacilación; la verdad avanza y nadie podrá contenerla.

Cuanto más duramente se oprime la verdad, más fuerza toma, y la explosión será terrible. Veremos como se prepara el más ruidoso de los desastres…

No ignoro que, al formular estas acusaciones, arrojo sobre mí los artículos 30 y 31 de la Ley de Prensa del 29 de julio de 1881, que se refieren a los delitos de difamación. Y voluntariamente me pongo a disposición de los Tribunales…

En cuanto a las personas a quienes acuso, debo decir que ni las conozco ni las he visto nunca, ni siento particularmente por ellas rencor ni odio. Las considero como entidades, como espíritus de maleficencia social. Y el acto que realizo aquí, no es más que un medio revolucionario de activar la explosión de la verdad y de la justicia.

Sólo un sentimiento me mueve, sólo deseo que la luz se haga, y lo imploro en nombre de la humanidad, que ha sufrido tanto y que tiene derecho a ser feliz. Mi ardiente protesta no es más que un grito de mi alma. Que se atrevan a llevarme a los Tribunales y que me juzguen públicamente.

Así lo espero.

Émile Zola
París, 13 de enero de 1898
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